Víctimas ocultas de la pandemia
Para muchos niños y niñas el impacto de la COVID-19 permanecerá toda su vida.
26/10/2021
¿Quiénes son las víctimas ocultas que deja esta pandemia? Aunque los niños y niñas son menos propensos a contraer la COVID-19, la gravedad de las consecuencias que están soportando les convierte en los principales afectados por esta emergencia mundial.
En muchos casos, hablamos de efectos ocultos, que no vemos o no somos capaces de imaginar, pero que acompañarán a niños y jóvenes durante toda su vida.
Estas son algunas de las consecuencias ocultas de la pandemia en los niños y niñas:
Niños y niñas sin volver a la escuela
Después de un año y medio de escuela a distancia, Aurora pudo regresar a su clase en Yakarta, Indonesia. Estaba feliz por volver y reencontrarse con sus amigos.
Pero no todos los niños tienen la suerte de Aurora, más de 18 meses después de la pandemia, 77 millones de estudiantes en todo el mundo no han podido regresar a sus escuelas que siguen completamente cerradas.
Las consecuencias del cierre de las escuelas son dramáticas. Además de la pérdida en el aprendizaje, a los niños y jóvenes les afecta emocionalmente, con lo que conlleva en esta etapa tan crítica de su desarrollo. A su vez, se genera un mayor riesgo de deserción escolar y estar en la calle supone más trabajo infantil y matrimonio a edades muy tempranas. Todo esto se convierte en un círculo muy perjudicial para la infancia y adolescencia.
Desde UNICEF insistimos en la necesidad de reabrir las escuelas de forma segura lo antes posible, y que se mantengan abiertas, para evitar una catástrofe generacional. Mientras ello no ocurre, nuestros equipos apoyan a los niños en todo el mundo para que puedan continuar su aprendizaje de forma remota. En 2020, a través del uso de la tecnología, proporcionamos acceso a servicios de educación a distancia a más de 301 millones de niños, entre ellos unos 147 millones de niñas.
Niños y niñas en riesgo por desnutrición
Llevamos mucho tiempo señalando que las tasas de desnutrición a nivel mundial son preocupantes. En países como Yemen, la situación es extrema: unos 400.000 niños y niñas como Amani sufren desnutrición aguda grave, la peor forma de malnutrición.
Amani acude con su madre a un centro de salud en Abs, Yemen, donde recibe alimento terapéutico para recuperar su salud lo antes posible. Sin embargo, las consecuencias económicas de la pandemia están llevando a muchas familias a la pobreza y algunas no pueden pagar alimentos saludables en los mercados locales, lo que les obliga a reducir la calidad de las dietas de sus hijos.
Al comienzo de la pandemia, UNICEF advirtió de que 6,7 millones de niños menores de cinco años podrían sufrir emaciación como resultado del impacto socioeconómico de la COVID-19.
Combatir la desnutrición en la infancia es una de nuestras prioridades, por ello, el año pasado salvamos de la muerte por desnutrición aguda grave a casi 5 millones de niños y niñas de 70 países.
Niños y niñas sin acceso a vacunas rutinarias
En 2020, 23 millones de niños y niñas en todo el mundo no recibieron las vacunas de rutina, estos son unos 3,7 millones más que en 2019. Las medidas adoptadas a raíz de la llegada de la pandemia, como el confinamiento, contribuyeron al aumento de esta cifra.
El impacto es enorme porque los niños se están perdiendo la posibilidad de inmunizarse contra enfermedades mortales pero prevenibles, como el sarampión y la poliomielitis.
Los equipos de UNICEF están en el terreno y siguen prestando servicios vitales de atención de la salud a los niños que más los necesitan. El año pasado vacunamos a casi la mitad de los niños menores de cinco años en todo el mundo, lo que se traduce en unas 1.900 millones de dosis de vacunas.
Niños y niñas desprotegidos frente a la explotación y la violencia
Quizás no sea tan visible la situación de desprotección en la que se han quedado muchos niños y jóvenes. La COVID-19 está dejando a muchos de ellos vulnerables al abuso, la explotación y la violencia.
Un ejemplo es el aumento del trabajo infantil, actualmente 160 millones de niños y niñas trabajan, una cifra que ha aumentado por primera vez en los últimos 20 años. Con la pandemia se estima que esta cifra puede crecer en 9 millones más hacia finales de 2022.
El cierre de las escuelas pone a los niños en riesgo de una mayor exposición a la violencia y el abuso sexual porque pierden una red de apoyo fundamental como son sus maestros. Estando la mayoría de las familias en casa, los niños tienen menos acceso a esa red de protección y, en muchos casos, ni siquiera tienen la posibilidad de contactar con nadie fuera del hogar.
Niños y niñas en familias más empobrecidas
La recesión en la economía mundial y la pérdida de ingresos por parte de las familias debido a la COVID-19, proyectan un panorama nada deseable para el futuro: otros 140 millones de niños de países en desarrollo residirán en hogares que vivan por debajo del umbral de la pobreza.
En el año 2020, las consecuencias económicas de la pandemia pusieron de manifiesto la necesidad de intervención en el sector social. En UNICEF beneficiamos a más de 130 millones de niños y niñas de 93 países con programas de transferencias de dinero en efectivo.
Cuando se cumplía el primer año de la pandemia ya advertíamos del retroceso que implicaba para la infancia. Ahora, mientras el mundo se centra en las nuevas variantes y en las tasas de vacunación alcanzadas, los niños y niñas están sufriendo silenciosamente el tremendo impacto de la pandemia. Podemos conseguir que estas víctimas ocultas sean visibles.
¡Tu colaboración es fundamental para ayudar a las víctimas ocultas de la COVID-19!