Infancia en Sudán: una generación en peligro

Este es un resumen de las declaraciones de Lucia Elmi, directora de programas de emergencia de UNICEF, a quien puede atribuirse el texto citado, en el Palacio de las Naciones de Ginebra

Sudán

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GINEBRA/NUEVA YORK, 14 de marzo de 2024 – “Esta mañana quiero llamar su atención sobre las niñas y los niños de Sudán, atrapados en una de las peores crisis humanitarias del mundo. La semana pasada regresé de un país donde el conflicto, los desplazamientos y el hambre están destruyendo vidas jóvenes. 

Más de 16 millones de niños y niñas en Sudán necesitan ayuda urgentemente y casi 17 millones llevan dos años sin ir a la escuela. Las niñas, además, se enfrentan a graves riesgos, como la violencia sexual, la trata y el matrimonio forzado. Más de 12 millones de mujeres corren peligro de sufrir violencia de género. 

Las niñas y los niños son asesinados, mutilados y desplazados y cada día se denuncian graves violaciones. Muchos se enfrentan al reclutamiento forzado y su utilización por parte de actores armados, al trabajo infantil y al matrimonio precoz. El coste psicológico es devastador: el conflicto, la pérdida y el desplazamiento han dejado a los niños y las niñas luchando contra la ansiedad, la depresión y el trauma. Es necesario actuar con urgencia para proteger a los niños de Sudán. 

Cada vez es más difícil llegar a estos niños y niñas. Durante mi reciente visita, viajé a Kassala, Gedaref y Wad Medani, donde fui testigo de cómo niñas y niños eran examinados para detectar desnutrición, madres que buscaban tratamiento urgente para sus hijos y familias desesperadas por conseguir agua potable y saneamiento. La situación de necesidad es chocante a y, sin embargo, la ayuda no llega a la escala y con la rapidez necesarias. 

Al mismo tiempo, vi algo extraordinario: comunidades de personas y de acogida que se unían para contribuir con sus habilidades a la prestación de servicios humanitarios; niñas y niños deseosos de aprender y jugar en centros de aprendizaje temporales. Para muchos niños y niñas, ésta es la primera oportunidad que tienen de ir a la escuela, ya que proceden de zonas sin servicios educativos previos. En estos centros no sólo se aprende, sino que se ofrece una sensación de normalidad, esperanza y protección. 

También vi autobuses repletos de las pocas pertenencias que las familias podían llevar, que regresaban a las zonas donde los combates habían remitido: Seenja, Sennar y Wad Madani. Los padres emprenden con cautela el viaje de regreso, esperando que las condiciones se mantengan estables para poder reconstruir sus vidas. Pero también conocí a familias que no tienen un hogar al que regresar. Sus aldeas han desaparecido, sus comunidades han quedado destrozadas. Siguen atrapados en el limbo, con pocas esperanzas de futuro. 

La entrega de ayuda humanitaria sigue dificultándose por funcionamientos burocráticos y administrativos que impiden obtener los permisos necesarios para la entrega de suministros en zonas afectadas por conflictos armados. El conflicto armado en curso, la violencia de origen étnico y los ataques directos contra los trabajadores humanitarios y los grupos de ayuda mutua están empeorando una situación ya de por sí grave. Los saqueos y la violencia han obligado a suspender las operaciones en múltiples zonas. 

El año pasado, la crisis alimentaria de Sudán se convirtió en una espiral de hambruna, algo que veníamos anunciando desde hace tiempo, y ahora lanzamos la alerta de que la situación está empeorando. Desde abril de 2023, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda se ha triplicado. Las condiciones de hambruna se dan en al menos cinco lugares, incluidos los campos de desplazados del norte de Darfur y las montañas Nuba occidentales. 

A nivel nacional, se prevé que 3,2 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrirán desnutrición aguda este año, de los cuales 770.000 padecerán desnutrición aguda severa la forma más mortífera de hambre, que hace que los niños y las niñas tengan 11 veces más probabilidades de morir por enfermedad. 

Pero esta crisis no es sólo alimentaria. Sin agua potable, saneamiento y atención sanitaria, los niños y las niñas no sobrevivirán. En las zonas afectadas por la hambruna, los servicios básicos se han colapsado. 

A pesar de los inmensos desafíos, UNICEF sigue sobre el terreno. En 2024, fuimos capaces de:  

  • Proporcionar apoyo psicosocial, educación y servicios de protección a 2,7 millones de niños, niñas y cuidadores. 
     
  • Suministrar agua potable a 9,8 millones de personas. 
     
  • Realizar pruebas de desnutrición a 6,7 millones de niños y niñas y proporcionar tratamiento vital a 422.000. 

En 2025, seguiremos prestando ayuda de emergencia al tiempo que trabajamos para restablecer los servicios esenciales y fomentar la resiliencia en las zonas más afectadas. Sudán corre el riesgo de perder a toda una generación. 

Pedimos a todas las partes implicadas que actúen ya para: 

  • Garantizar el acceso humanitario a través de las líneas de conflicto y las fronteras. 
     
  • Proteger al personal y los suministros humanitarios. 
     
  • Aumentar la financiación para cubrir las crecientes necesidades. 
     
  • Poner fin a la violencia.

Los niños y las niñas de Sudán no pueden esperar. El mundo debe actuar ahora".

Para contribuir con el trabajo de UNICEF en la Emergencia de Sudán 

Acerca de UNICEF 
UNICEF trabaja en algunos de los lugares más difíciles para llegar a los niños y niñas más desfavorecidos del mundo. En 190 países y territorios, trabajamos para cada niño, en todas partes, cada día, para construir un mundo mejor para todos. 

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Elena María Hernández Martínez UNICEF España, Tel: 608 51 76 05 
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