Prácticas disciplinarias en el hogar
La disciplina violenta es definida como el conjunto de acciones que emprende un progenitor o cuidador para causar daño físico o malestar emocional como modo de corregir el comportamiento o como estrategia disuasoria. Puede adoptar dos formas: la agresión psicológica y el castigo físico.
La agresión psicológica incluye los gritos y el uso de términos peyorativos para dirigirse al niño, mientras que el castigo físico tiene como fin causar al menor daño o incomodidad física, pero no heridas. Dentro de este tipo de castigo se incluyen los zarandeos, bofetones y los golpes en manos, brazos, piernas o cabeza, así como golpear fuerte o repetidamente al menor.
Los datos provenientes de 35 países muestran que el 86% de los niños y niñas de edades entre los 2 y los 14 años sufren disciplina violenta. Además, dos de cada tres sufren castigos físicos. Estos 37 países con disponibilidad de datos suponen el 9% de la población mundial.
“Ampliamente percibida como un tabú social, la violencia contra la infancia se denuncia muy poco y los niños se sienten a menudo asustados de hablar y buscar apoyo. Las estadísticas oficiales no reflejan la escala real y la extensión de este fenómeno”, afirma Marta Santos País, Representante Oficial sobre Violencia contra la Infancia. “La falta de datos adecuados compromete la planificación nacional, obstaculiza las políticas y la movilización de recursos y limita la capacidad de prevenir y combatir la violencia de las intervenciones específicas”.
El informe se encuentra disponible sólo en inglés