Acuerdo Unión Europea-Turquía: ¿dónde están los niños?
Hoy se celebra el Día del Padre. Y, mientras escribo estas líneas, no puedo dejar de pensar en todos esos padres (madres también) que huyeron de su país buscando un futuro mejor para sus hijos, un lugar seguro en la Europa de los valores y los derechos. Ayer, los líderes europeos llegaron a un acuerdo.
He leído el texto una y otra vez. He buscado y no he
encontrado. Ni una sola vez se menciona, en
el texto de la Declaración oficial del Acuerdo
UE-Turquía, la presencia y la especial atención
y protección que necesitan los niños en
esta crisis humanitaria sin
precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Todos
sabemos que cada vez más y más niños se
han lanzado al mar empujados por la desesperación y el instinto de
supervivencia. Solos o acompañados por su familias o parientes. Son
ya el 40% de los que llegan y de los que
están. Muchos miles, demasiados.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS, LOS MÁS VULNERABLES ANTE LA CRISIS
Todos hemos visto fotos de niños en la
guerra, niñas en las lanchas, niños en las
vías, niñas en el barro, niños en las
vallas, niñas en el río, niños en la
playa, demasiados. Hemos
entendido la magnitud de esta
crisis mirando sus rostros y sus miradas, y también
escuchando sus llantos y, a veces sus
gritos, los de los más pequeños. Nos los han mostrado
organizaciones, periodistas, artistas, socorristas, personas que
han sido testigos directos de esta terrible tragedia.
Desde septiembre de 2015, se han ahogado en el mar una media
de 2 niños cada día. Más de 17.000 niños
están ahora mismo bloqueados en Grecia. No
sabemos cuántos lo estarán en algún otro punto de la frontera sin
poder dar un paso al frente o retroceder. Sin
agua suficiente, sin comida
adecuada, sin mantas, sin calcetines secos ni
zapatos de repuesto en muchas ocasiones. Sin juguetes, ni
lápices. Sin muchas respuestas a sus
preguntas insistentes y desesperadas. Y la respuesta expresa sigue
sin llegar.
Habíamos aplaudido hace dos días el compromiso de
los diputados españoles para promover la protección
urgente para los niños en el nuevo ‘plan europeo anti-crisis’, pero
esto no se ha producido, al menos en el papel. Y si en el papel no
está… ¿qué puede pasar? En la Declaración se habla de
‘grupos vulnerables’, sí, pero solo para explicar
cómo y cuándo los sirios refugiados en
Turquía van a trasladarse a Europa, y siempre sujeto
a que el mismo número de sirios sean retornados de Europa a
Turquía. Pero no se menciona a los grupos vulnerables cuándo se
aborda el retorno de las personas que empiecen a
llegar a Grecia a partir de mañana.
¿Qué ocurrirá si llega un niño solo o una madre
embarazada con tres hijos pequeños? ¿Se examinará en
unos días su demanda de asilo, se decidirá y se la enviará de
vuelta con lo puesto como va a ocurrir con el resto de personas?
Cuadrar, lo que se dice cuadrar, no cuadra. Y tratándose de niños,
mucho menos. La Convención sobre los Derechos del
Niño, firmada por todos y cada uno de los países que han
participado en este “plan anti-crisis”, es contundente en este
sentido: toda decisión relacionada con un niño (incluidas las
relacionadas con las migraciones y el asilo) tiene que tener en
cuenta qué es lo que más le conviene al niño,
el llamado “principio del interés superior del niño”.
CRISIS DE REFUGIADOS: QUÉ ES LO QUE MÁS LES CONVIENE A ESTOS NIÑOS
Y ¿qué conviene más a estos
niños? Yo creo, con la Convención en la mano, que
esta pregunta no puede ni debe responderse sin escucharles antes a
ellos. ¿Se ha atrevido alguien a preguntarles? ¿Se atrevería
alguien a hacerlo? Hay que seguir buscando soluciones, por
supuesto. Pero estas no pueden encontrarse a costa de cambiar ni un
ápice del esquema de protección internacional y europeo que todos
hemos decidido usar para permitir a los niños ser niños. Una
solución válida para los niños pasa por:
- Garantizar que todos y cada uno de los niños y niñas tengan derecho a pedir protección internacional y que su demanda se trate individualmente y teniendo en cuenta cómo vive un niño el conflicto y la persecución.
- No proceder nunca al retorno de niños si la decisión conlleva que se violen los derechos que le reconoce la Convención: derecho a vivir, crecer sanos, ir al colegio, estar con su familia, ser escuchados y tener garantías legales… La lista es larga.
- Asegurarse que ningún niño va a ser privado de libertad por culpa de su estatus migratorio en el país de destino, tránsito o el lugar donde se retorne.
- Garantizar que los niños y sus familias pueden llegar a través de vías legales y seguras, como la reunificación familiar, los visados humanitarios o las becas escolares. Es el único modo de que su destino no caiga en manos de traficantes o redes de trata de seres humanos.
La solución tampoco vale si, amparados en que son inmigrantes
en situación irregular o tienen otro origen, los niños y niñas no
son tratados como lo que son. No importa de dónde vengan, dónde
estén o porque estén aquí. Los niños son, ante todo y
sobre todo niños, y todos tienen los mismos derechos
y a todos nos corresponde respetarlos. No podemos permitir que las
políticas migratorias con sus tecnicismos y categorías “perviertan”
una de las palabras más bellas, más prometedoras, pero también más
frágiles que existen: la infancia de estos niños y niñas.
¿Estamos preparados para todo eso? Probablemente no, pero
tenemos que empezar a trabajar ya en la dirección
adecuada para poder estarlo cuanto antes. No podemos
esperar, los niños y las niñas no pueden
esperar. Seguiremos muy pendientes de todo este
proceso porque es nuestro deber como organización defensora de los
derechos de todos los niños en todo momento y en cualquier
lugar.
Post escrito por Sara Collantes, especialista en
Migraciones de UNICEF España