¿Por qué trabajo para combatir la malaria?
Post de Valentina Buj – Especialista en Malaria de UNICEF
La primera vez que vi a un niño morir de malaria pensé que mi corazón se hacía pedazos. Este sentimiento de dolor nunca ha desparecido. Además de tristeza, también me siento enojada, porque sé que en algún lugar del mundo, la malaria sigue acabando con una vida cada minuto. Eso significa que unos 1.400 niños mueren todos los días. Una estadística del todo inaceptable, ya que la malaria es prevenible y tratable.
La malaria mata alrededor de 700.000 personas cada año. Casi la mitad de la población mundial (3.300.000 de personas) corre el riesgo cada año de contraer la malaria, en particular aquellos que viven en los países más pobres del mundo.
La malaria representa el 8% de la mortalidad de menores de cinco años a nivel mundial y un incremento en un 16% de la mortalidad de los menores de cinco años en África, lo que significa que uno de cada seis niños que muere en África muere de malaria.
Empecé a trabajar con la malaria casi por casualidad (otros lo llamarían destino). En el año 2001 estaba en Turquía con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) cuando me entregaron una gran cantidad de expedientes de proyectos para evaluar. El primero de todos era sobre una presa recién construida en el sureste, y como consecuencia, un aumento progresivo en los casos de malaria entre los trabajadores migrantes. Me sentía enojada por la injusticia de que una enfermedad prevenible, que mucha gente pensaba que se había erradicado en la década de los 60, todavía estaba matando a millones de personas en todo el mundo. La malaria se convirtió en mi prioridad, la guía de mis estudios e investigaciones.
Grandes progresos, grandes retos
Ha sido una década extraordinaria para trabajar con la malaria,los avances en su detección han supuesto un aumento de la financiación y un mayor interés por tener bajo control esta enfermedad mortal. En 2011 celebramos el hecho de que en la última década más de un tercio de los países con malaria endémica habían logrado reducir los casos de malaria en un 50% o más, y que las muertes por malaria en todo el mundo se habían reducido en más del 20% entre 2000-2009, un logro que nunca habríamos imaginado en el año 2000. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. El control de la malaria tiene unos costes muy bajos. Se trata de hacer un test diagnóstico a los niños, que tiene un coste de 0,45 € y tratarles con productos eficaces contra la malaria por valor de 0,83€. También es importante colocar mosquiteras tratadas con insecticidas (7,6 €) sobre los niños por la noche para que los proteja por las noches (máximo durante tres años). Sin embargo no es una tarea fácil en países tan difíciles como la República Democrática del Congo (RDC), pero es completamente factible, y lo digo porque lo vi en el año 2009, cuando UNICEF ayudó a distribuir 5,5 millones de mosquiteras y lo veré de nuevo este año, cuando UNICEF distribuya ¡13,7 millones de mosquiteras en todo el país!
Sigo trabajando con la malaria porque esprevenible y tratable: en sólo tres días, unos simples diagnósticos y medicamentos pueden dar a los niños pequeños la oportunidad de crecer sanos y fuertes. Sigo trabajando en ello con UNICEF. Porque mis compañeros me inspiran y me siento parte de una organización que está trabajando en todos los ámbitos de la protección de los niños: desde la movilización de recursos hasta la compra de productos contra la malaria con la garantía de que se distribuyan en todos los casos y que lleguen a los hogares. Sigo luchando porque estamos a las puertas de una nueva oportunidad histórica para derrotar definitivamente esta enfermedad y dar a los niños la mejor vida posible, una vida sin malaria.