Autoevaluación en derechos de infancia: conocernos para mejorar (cat)
Conocer cómo se viven los derechos de la infancia y la ciudadanía global en el centro educativo es clave para poder identificar las diferentes áreas de mejora y profundizar en los aspectos positivos de la comunidad educativa
Los derechos de la infancia recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño se viven en el día a día de los centros educativos referentes en educación en derechos de infancia y ciudadanía global, llevándolos a la práctica a través de acciones y actividades concretas que se desarrollan a lo largo del curso escolar.
Conocer mejor la situación del centro educativo en relación con los derechos de infancia nos ayuda a mejorar el clima escolar, la protección, impulsa la participación de los estudiantes y permite profundizar los derechos humanos y la infancia en particular. Te proponemos realizar una autoevaluación sobre las actividades, políticas y prácticas que se desarrollan en el centro educativo para, de esta manera, conocer los puntos fuertes de la institución y desarrollar todo un proceso de mejora y transformación.
Para ello, hemos desarrollado una autoevaluación que permita transformar la educación desde los derechos de la infancia teniendo en cuenta la perspectiva de los diferentes miembros de la comunidad educativa. De esta manera, el equipo directivo, el personal docente, las y los estudiantes, las familias y el personal de administración y servicio pueden realizar un ejercicio de reflexión del estado actual del centro y proponer medidas y acciones para su mejora.
Realizar la autoevaluación
Para llevar a cabo esta autoevaluación recomendamos establecer cinco grupos de trabajo. Cada sesión tiene, en promedio, una duración de alrededor de una hora. En esta sesión se cumplimentará el formulario correspondiente a cada grupo, reflejando los puntos fuertes, los puntos débiles y las propuestas de mejora en cada uno de los ámbitos de la educación en derechos de infancia y ciudadanía global.
Cada grupo debería estar conformado por un máximo de quince personas. En el supuesto de que hubiesen más personas interesadas en realizar la autoevaluación, es recomendable realizar diferentes subgrupos. Por ejemplo, si el claustro es muy grande, se puede realizar dos sesiones para el grupo del profesorado, participando en cada una de ellas quince personas. De igual forma, el grupo de estudiantes puede realizar su autoevaluación por clase o por curso, poniendo finalmente en común todas las autoevaluación de los diferentes subgrupos.
¿Cuáles son los grupos?
La autoevaluación puede ser realizada por hasta cinco grupos diferentes. Aunque es conveniente que todos los grupos participen, el proceso es igualmente válido si uno o varios de ellos no asisten. Cada grupo tiene una autoevaluación específica.
Grupo 1. Compuesto por el equipo directivo, coordinadoras y coordinadores de ciclo y etapas, responsables de departamentos y equipo de orientación, entre otros. Disponible en castellano, catalán, euskara, galego y valenciano.
Grupo 2. Formado por los profesores y profesoras. Disponible en castellano, catalán, euskara, galego y valenciano.
Grupo 3. Compuesto por las familias que quieran participar. Disponible en castellano, catalán, euskara, galego y valenciano.
Grupo 4. Integrado por las y los estudiantes que quieran participar en el proceso. Disponible en castellano, catalán, euskara, galego y valenciano.
Grupo 5. Otro personal del centro educativo que pueda concernirle, como el personal de administración y servicios (PAS), el responsable municipal, personal técnico del comedor y de actividades extraescolares, etc. Disponible en castellano, catalán, euskara, galego y valenciano.
Para organizar esta tarea es conveniente que el centro educativo nombre a una o dos personas responsables de convocar a los diferentes grupos, recoger la información y organizar la puesta en común.
Cada grupo debe consensuar las propuestas de mejora y nombrar a una persona que ejerza de portavoz de grupo en la puesta en común con el resto de grupos del centro educativo de los resultados del diagnóstico para, finalmente, confeccionar una propuesta conjunta de mejoras en base a lo decidido por los diferentes grupos.
Documento final de mejoras
Tras la reunión de los diferentes grupos llega el turno de la puesta en común. Para ello, cada grupo ha identificado a una persona que hará de portavoz del mismo con el propósito de construir una propuesta de mejoras para impulsar los derechos de la infancia y la ciudadanía global en el centro educativo.
Con el resultado de las diferentes autoevaluaciones, te proponemos volcar toda la información en este documento, elaborando el documento final de mejoras en base a las propuestas de mejora realizadas por cada grupo. Recuerda que los representantes de cada colectivo deben consensuar una propuesta unificada.
Este documento final de mejoras debe servir de guía para profundizar en el conocimiento de los derechos e impulsar los cambios necesarios en el centro. El documento busca recopilar los puntos fuertes, los puntos débiles y las propuestas de mejora de cada grupo en los diferentes ámbitos de la educación en derechos de infancia.
Por ejemplo, las y los estudiantes consideran que uno de los puntos fuertes de su instituto en el conocimiento de los derechos es el "respeto entre los compañeros". Por su parte, un punto débil es que "no siempre se trabajan en tutoría los problemas del grupo" o "no siempre se trabajan los derechos de la infancia". Como propuesta de mejora, el alumnado de este centro han propuesto "incluir en las asignaturas contenidos sobre los derechos de la infancia", así como "que los chicos de Bachillerato trabajen con grupos de 1º y 2º de ESO sobre los derechos de la infancia".
Puedes descargarte la plantilla del documento final de mejoras en este enlace.
El plan de acción
Una vez terminadas las diferentes autoevaluaciones de los distintos grupos, su puesta común y la elaboración del documento final de mejoras es el momento de construir un plan de acción que recoja las propuestas realizadas por los diferentes colectivos.
Planificar el trabajo del centro para los próximos años en función de los derechos de la infancia no es una tarea sencilla, pero sus efectos permanecerán durante toda la vida de las y los estudiantes, tanto de manera individual como colectiva como miembros de una sociedad cada vez más global. La realización de un plan de acción que permita la transformación del centro educativo desde la perspectiva de los derechos de infancia y la ciudadanía global será la base de la transformación del centro.
El plan de acción permite consolidar la información de la autoevaluación y del documento final de mejoras para poner en práctica las diferentes propuestas. En esta fase del proceso es recomendable conformar una comisión que sea la responsable de elaborar el plan de acción que permita valorar cada propuesta en términos de pertinencia, alcance, relación, viabilidad y completitud.
La pertinencia mide la adecuación y convivencia de las diferentes propuestas, pudiendo calificarse como "pertinente" o "no pertinente". Por ejemplo, si una de las propuestas recogidas en el documento final de mejoras es "habilitar un espacio para que el alumnado pueda reunirse si desea asociarse" se puede calificar como "pertinente.
El alcance busca recoger una aproximación del tamaño de las propuestas. ¿Se realizarán en el aula, en el centro o abarca a toda la comunidad educativa?
La relación nos permite agrupar aquellas propuestas que estén conectadas y mantengan una relación funcional o busquen un objetivo similar. Siguiendo con el ejemplo anterior, "habilitar un espacio para que el alumnado pueda reunirse si desea asociarse", se podría vincular con una propuesta como "organizar un proyecto de aprendizaje y servicio".
Para establecer la completitud de las acciones e intervenciones debemos regresar al documento final de mejoras y considerar si es necesario añadir propuestas en cada uno de los cuatro ámbitos (conocimiento de los derechos, participación, protección y clima escolar). Es el momento de añadir acciones que completen y complementen las acciones establecidas anteriormente, valorando la pertinencia, alcance, relación y viabilidad de las nuevas incorporaciones.
Es igualmente importante estimar si las propuestas son viables y, de serlo, establecer una temporalización de cada propuesta. En este sentido es importante considerar si los recursos necesarios serán puntuales o recurrentes, realizando una aproximación que incluya los recursos humanos, materiales, económicos y temporales que puedan requerirse. Asimismo, es recomendable establecer un cronograma de las actividades que se van a desarrollar para alcanzar las propuestas.
Por ejemplo, recogía como propuesta de mejora la "realización de un taller de alimentación saludable". Se trata de una propuesta pertinente, que alcanza a todo el centro educativo y que guarda relación con otras propuestas del propio colegio, como "coordinar las actividades de prevención con los diferentes departamentos". Para lograrlo, el centro ha establecido como acción la realización de "talleres sobre hábitos de alimentación saludable y prevención de enfermedades como la anorexia o la bulimia", que tendrán lugar en el segundo trimestre del curso.
Puedes descargarte la plantilla del plan de acción (formato word) a través de este enlace.
Si te interesa este enfoque, únete a la comunidad de centros
Si quieres introducir un enfoque de derechos de infancia en tu centro educativo pero no sabes por dónde empezar, te presentamos el proyecto Educación en Derechos. Este proyecto, en el que ya participan más de 100 centros educativos como referentes en derechos, está orientado a la comunidad educativa en su conjunto, para que podáis poner en marcha un proyecto educativo innovador donde los derechos de la infancia sean el eje de la vida escolar.
Puedes iniciar el proceso hoy mismo. Envíanos un correo a educacion@unicef.es y responderemos tus dudas.
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