Educando en el derecho a la información: contenidos falsos, nocivos e ilícitos
Los niños, niñas y adolescentes ven Internet, las redes sociales y los videojuegos como un entretenimiento, pero muchos de los contenidos que encuentran cuando navegan pueden ser inadecuados para ellos. ¿Sabemos cómo ayudarles?
Para promover un uso responsable de las tecnologías de la información durante la infancia es imprescindible que, como educadores, conozcamos las bases legales relacionadas con la publicación de contenidos en Internet. Esto nos permitirá poder guiar a niñas, niños y adolescentes en su desarrollo tanto como consumidores como productores de contenidos. Los más jóvenes necesitan aprender las claves para buscar información útil y adquirir las habilidades necesarias para ser críticos ante los contenidos que encuentran en el mundo digital.
Internet es una poderosa herramienta para favorecer el acceso a la información y la educación, pero al navegar a veces surgen contenidos ilícitos, nocivos o falsos. Como educadores, necesitamos conocer estos conceptos clave. Es importante conocer la diferencia entre contenidos falsos, nocivos e ilícitos
Los contenidos falsos
También conocidos como fake news o bulos. Internet y las redes sociales estás plagados de información errónea o manifiestamente falsa. Podemos guiar a nuestro alumnado, en función de su edad y madurez, y ayudar a que comprendan la información que encuentran y a distinguir entre los hechos, las opiniones, los rumores y las mentiras.
Entender el punto de vista del otro es importante para desarrollar el espíritu crítico porque nos ayuda a distinguir cuando el emisor de un mensaje:
- Desconoce el tema sobre el que informa o le faltan datos. Su intención puede ser buena, pero se equivoca.
- Conoce el tema pero tiene un sesgo ideológico, emocional o intelectual que le lleva a presentar sólo una parte de los datos, o hacerlo de forma que apoyen una teoría previa.
- Tiene interés en manipular o engañar para obtener un beneficio propio o dañar a otros a través de la desinformación.
También es importante tener en cuenta que a veces la información que se ofrece es parcial, tiene un fin comercial o responde a una ideología muy concreta. En ese caso estaríamos hablando de publicidad o de propaganda y, siendo actividades lícitas, es importante que los estudiantes conozcan sus códigos para poder identificarlas y tomar decisiones con criterio.
A través de las clases de lengua y del análisis de los estilos y funciones del lenguaje pueden analizarse los elementos que nos dan pistas sobre la intencionalidad de un mensaje. El estudio de la lógica proposicional también contribuye a que tengamos una visión más clara sobre cómo se construye un argumento.
Debemos invitar constantemente a nuestro alumnado a indicar las fuentes consultadas y a contrastar entre diversas fuentes. Y muy importante, adquirir el hábito de parar y reflexionar sobre los datos que se nos presentan antes de difundir:
Los contenidos nocivos
Son contenidos nocivos los que, a pesar de ser legales, pueden perjudicar el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes como: la pornografía entre adultos, la violencia, el consumo de drogas, el juego on-line o contenidos que puedan contribuir a agravar trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia.
Estos contenidos pueden poner en peligro varios derechos de la infancia, como su derecho a la protección o a la salud. Como educadores tenemos el deber de limitar su acceso a ellos, tanto directamente (a través del control parental de contenidos) como mediante la educación, para que sepan tomar sus propias decisiones. Para ello:
- Tienen que ser conscientes de que hay contenidos que no son adecuados para ellos y entender que deben evitarlos.
- Si los encuentran, deben tener la confianza suficiente con nosotros como para sentirse seguros haciendo preguntas sobre estos contenidos.
- Si descubrimos que consumen estos contenidos, tenemos que ser capaces de hablar con ellos, darles respuesta y aclarar la posible confusión emocional que sientan, en función de su edad y madurez. Tenemos que actuar con seriedad pero evitando actitudes dramáticas frente a lo ocurrido.
La noción de contenido nocivo en Internet no es muy uniforme, ya que hay que atender a conceptos éticos y jurídicos que pueden ser variables para cada territorio o para cada persona. Lo que entendemos como nocivo varía también en función de las diferencias culturales e individuales de los usuarios (edad, madurez intelectual, cultura, ideología, creencia religiosa, etc.) Un ejemplo de esto son las clasificaciones por edades de películas y videojuegos, que pueden variar según el país (códigos PEGI, CERO, ESRB...). Estas variables deben ser conocidas por los educadores y aplicadas en cada caso.
Los contenidos ilícitos
Son contenidos que no están permitidos legalmente. Es ilegal su producción, difusión, almacenamiento y consumo. Esto no quiere decir que no sean accesibles:
- Al ser Internet una red global (al igual que las redes sociales) nos podemos exponer a contenidos que en nuestro país son ilegales pero no en el lugar en el que han sido creados, almacenados o publicados.
- Como son contenidos de naturaleza intrínsecamente maliciosa, sus creadores hacen esfuerzos especiales para conseguir distribuirlos a espaldas de la justicia.
Por eso es necesario no bajar la guardia y hacer un esfuerzo educativo especial respecto a estos contenidos.
Aunque existen diferencias en relación a la normativa legal de cada país, existe un cierto consenso internacional sobre lo que se consideran contenidos ilícitos:
• La apología del terrorismo.
• La pornografía infantil.
• La provocación o incitación al odio.
• La difamación claramente maliciosa.
• La distribución de material que vulnera la dignidad humana.
La consideración de un contenido como ilícito dependerá en muchos casos de la resolución un conflicto entre la libertad de expresión y otros derechos. Estos conflictos suelen ser de difícil interpretación y resolución en términos legales pero, una vez establecida su naturaleza ilícita, su creación, almacenamiento o publicación, están estrictamente prohibidas y conlleva sanciones y penas, incluso si quien lo publica o difunde es menor de edad. En estos casos caben muy pocas consideraciones en torno a la libertad de expresión y es necesario educar sobre esta cuestión, especialmente en la adolescencia porque es una edad en la que la tendencia natural a sobrepasar los límites puede llevar a los chicos y chicas a la comisión de un delito que perjudique gravemente a otros y que altere sus propias vidas y las de sus familias.
Referencias
• Agencia Española de protección de Datos
• Asociación Española de Usuarios de Internet
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