Cuando hablamos de una internet segura nos referimos a que esté libre de cualquier tipo de violencia, a que sus usuarios sean conscientes de sus derechos y responsabilidades y donde existan mecanismos democráticos de participación. Promover un entorno digital seguro pasa por entender su gran potencial y no permanecer ajeno a sus riesgos, cuestiones ambas que reclaman nuestra atención y proactividad.
El uso seguro de internet conlleva una responsabilidad que se va adquiriendo a través del conocimiento, del desarrollo de habilidades y de la construcción una postura ética que permita a niñas, niños y adolescentes relacionarse en el espacio digital como en cualquier otro ámbito de sus vidas.
Ineludiblemente pasa también por el compromiso que deben abrazar algunos actores clave. La educación debe contribuir con el desarrollo de las competencias digitales y ciudadanas; las administraciones públicas con la creación de un espacio normativo protector y garantista; y la industria con una conciencia responsable a la hora de desarrollar servicios y productos.
En definitiva, garantizar que todos los derechos de la infancia se cumplen también en el entorno digital será un requisito fundamental para poder decir que internet es seguro. Mientras tanto, toca dar los pasos para recorrer ese camino.
Los datos nos guían en el debate
El entorno digital realmente es un ecosistema de dispositivos, plataformas y servicios. Internet, redes sociales, videojuegos...los límites entre unos y otros se difuminan en nuestra experiencia y se transita de uno a otro, muchas veces de forma inadvertida. Por eso consideramos que debíamos realizar un estudio con una mirada integral para comprender el valor que los adolescentes reciben y dan al entorno digital y cómo esta exposición podía estar afectándoles.
El informe Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades contó con la participación de 50.000 estudiantes de ESO de toda España y aporta evidencias que nos han de llevar a impulsar decisiones tanto el ámbito familiar como en el comunitario. Estos datos también pueden ser un toque de atención sobre si la prevención realizada hasta ahora ha dado sus frutos o necesita un nuevo enfoque. Veamos alguno de los hallazgos principales del informe:
- El uso de la tecnología supone un aporte trascendental tanto a nivel social como emocional para un adolescente. Les ayuda a hacer amigos/as, a no sentirse solos y encuentran a través de ella alegría, diversión, apoyo, comprensión y bienestar emocional, un surtidor de afectos y experiencias sin el que hoy es muy difícil vivir.
- Existe una fuerte asociación entre un menor bienestar emocional y el uso problemático de Internet (1 de cada 3 adolescentes). Aunque no se puede hablar de una relación causa-efecto, queda claro que aquellos adolescentes que usan de forma intensiva y sin supervisión las tecnologías pueden presentar más problemas a nivel emocional e incluso relacional.
- Las llamadas adicciones sin sustancia se están convirtiendo ya en un serio problema de salud pública. Un posible enganche a los videojuegos (1 de cada 5 adolescentes) caracterizado por la intensidad, la frecuencia y un alto grado de interferencia en la vida cotidiana, tiene implicaciones importantes a nivel personal, familiar, académico o laboral, pudiendo ir acompañado incluso de una sintomática clínica.
- El uso intensivo sin supervisión y acompañamiento de la tecnología suele tener repercusiones en la convivencia familiar y entre iguales. Se ha podido constatar que en 1 de cada 4 hogares hay discusiones todas las semanas por el uso del móvil, la tablet y otros dispositivos electrónicos. El consumo de contenidos perjudiciales, el contacto con desconocidos y la utilización de la dark web (el internet clandestino) son otras caras de esta cuestión.
- En la relación entre iguales es necesario prestar atención al sexting (presiones y chantajes que los adolescentes "intercambian" en la red), al acoso escolar (1 de cada 3 lo sufre) y al ciberacoso (1 de cada 5) que suponen un significativo impacto emocional.
- Según datos recabados en el estudio, el 3,6% de los adolescentes encuestados dice haber apostado o jugado dinero online. Estos datos indican que hay una clara tendencia hacia el inicio temprano y el aumento del acceso a esta modalidad de juego según avanza la edad.
Una responsabilidad colectiva
La nueva Ley de Protección Integral de la Infancia y la Observación General 25 del Comité de los Derechos del Niño refuerzan la necesidad de actuar como sociedad en la protección y la promoción de los derechos de niñas, niños y adolescentes también en el ámbito digital. Tenemos una tarea importante para promover un uso seguro, respetuoso, crítico y saludable de la tecnología.
Con la campaña #Su Mayor Influencer hemos querido contribuir a apoyar a las familias en este camino, porque necesitan contar con las herramientas y el apoyo necesario para poder ejercer la labor educativa, y de acompañamiento necesarios en esta era digital.
Si niños, niñas y adolescentes están informados y cuentan con el criterio necesario para actuar tendrán mayores posibilidades de comprender los riesgos, informar sobre situaciones de abuso y buscar ayuda cuando la necesiten. Su derecho a participar también supone una medida de autoprotección, que es la base para el ejercicio de una ciudadanía.
Construyendo una buena higiene digital
- Planificar la llegada del primer móvil es una decisión importante y que requiere de preparación por parte de la familia y los niños. Para ello, no olvidemos que es importante:
- Respetar el desarrollo temprano fuera de las pantallas en las primeras etapas de su infancia es fundamental.
- Cuando hayan adquirido un mayor nivel de madurez, conocimientos y habilidades para el uso de la tecnología se puede plantear un acceso progresivo a los dispositivos y contenidos adecuados para su edad, siempre con acompañamiento.
- Conocer los riesgos que producen un uso intensivo y sin supervisión de internet, las redes sociales y los videojuegos nos permite tomar decisiones informadas para ayudarles en su vida digital.
- Acompañar en el desarrollo del sentido crítico les permite ir adquiriendo autonomía en los distintos ámbitos de su vida y también en sus acciones y decisiones en internet.
- Ser ejemplo de uso equilibrado de internet desde que son pequeños les permite ir aprendiendo sobre tecnología en el entorno más cercano y poder plantear las preguntas y dudas necesarias con confianza.
- Mantener conversaciones necesarias sobre las fuentes de información fiables también es una forma de contribuir en el aprendizaje del uso adecuado de internet y redes sociales.
- Proteger el derecho a la privacidad y la protección de datos personales es una tarea compartida.
- En casa es importante conversar sobre la huella digital que dejamos en cada acción que desarrollamos en internet. Esto incluye tener en cuenta que todos los contenidos (mensajes, fotos, información personal) que compartimos en internet pueden ser visibles para cualquier persona.
- En los centros educativos también es importante educar en la importancia de los datos personales y el uso de la imagen, así como revisar los protocolos y mecanismos del centro educativo para garantizar la privacidad de los datos personales del alumnado.
- La industria y empresas de tecnología tienen un rol fundamental en garantizar a los usuarios la privacidad de sus datos personales, en particular a los menores de edad, y desarrollar mecanismos para promover un espacio seguro para la navegación de niñas, niños y adolescentes.
Nacho Guadix García
Responsable de Educación y Derechos Digitales de la Infancia
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