Cataluña: infancia y pobreza, un binomio que romper
La pobreza infantil en Cataluña ha aumentado: de un 25% en 2016 a un 27,7% en 2017. Se trata de un problema estructural y sigue siendo un reto para las políticas públicas.
03/07/2018
Mucho se ha escrito y hablado de la pobreza infantil en Cataluña, sobre todo a raíz de la crisis económica que golpeó a tantas y tantas familias. Hoy, diez años después de su estallido y a pesar de los mensajes optimistas sobre la situación económica, la pobreza infantil no solo continúa siendo elevada, sino que ha aumentado.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2017, que el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) acaba de hacer pública, el porcentaje de riesgo de pobreza en la infancia ha crecido hasta el 27,7% —en 2016 era del 25%—. Esto significa que 385.600 niños y niñas viven en riesgo de pobreza en Cataluña. Y los datos se elevan si vamos más allá de la pobreza monetaria y tenemos en cuenta la privación material y la baja intensidad de trabajo de los adultos que viven en el hogar (la llamada tasa AROPE). Entonces el porcentaje es del 29,5%.
La pobreza infantil en Cataluña es un problema estructural y continúa siendo un reto para las políticas públicas. Los niños siguen ostentando el dudoso privilegio de ser el grupo de edad con mayor riesgo de pobreza. Los datos también ponen sobre la mesa que tener hijos incrementa las probabilidades de sufrirla: el 24,2% de los hogares con niños y niñas viven en riesgo de pobreza, muy por encima del 15,6% de los hogares sin hijos.
Y esto no es fruto de la casualidad: las políticas públicas a favor de la infancia en Cataluña son débiles. La inversión en protección social a niños y familias en relación al PIB es solo un tercio de la media europea —0.8%, frente al 2,4%— y las transferencias sociales consiguen reducir bien poco la pobreza entre los niños.
Los ODS en Cataluña: infancia y pobreza
Los datos también nos dicen que Cataluña no responde adecuadamente al cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que es el marco global de desarrollo para los próximos años y que contiene 17 objetivos y 168 hitos, entre los cuales figura avanzar hacia la erradicación de la pobreza.
Por todo ello, desde UNICEF Comité Cataluña recordamos que es una obligación romper con el binomio infancia y pobreza, y que debemos hacerlo ya. Hay que hacerlo invirtiendo más en los niños, las niñas y los adolescentes, con atención especial hacia los más vulnerables, tal y como recoge el reciente informe de UNICEF No hay que despistarse. La Agenda 2030 en clave de infancia en Cataluña.
Y la equidad ha de ser el principio rector de toda estrategia orientada a la infancia, de manera que ningún niño y niña se quede atrás. Más allá de fomentar una ocupación de calidad y fortalecer las políticas de lucha contra la pobreza y exclusión infantil, hace tiempo que proponemos una prestación por hijo a cargo de carácter universal, donde el niño o niña sea el titular, y que cubra los mínimos esenciales para gozar de un nivel de vida adecuado.
Invertir en los niños y sus derechos es invertir en el conjunto de la sociedad. No hacerlo significa incumplir las obligaciones jurídicas derivadas de la Convención sobre los Derechos del Niño, y una decisión poco inteligente con graves consecuencias.