Tres años de éxodo rohingya: la COVID-19 perjudica a los niños en Bangladesh
Las instalaciones educativas de los campos de refugiados siguen cerradas. Unos 315.000 niños y adolescentes rohingya están fuera de la escuela.
Tres años después de que cientos de miles de rohingyas huyeran de la violencia y la persecución en Myanmar, los niños refugiados y sus familias en el distrito de Cox’s Bazar, en Bangladesh, se enfrentan a nuevas dificultades. A pesar de las circunstancias increíblemente complicadas, la población refugiada está participando activamente en los trabajos de respuesta para prevenir y gestionar la amenaza de la COVID-19 en los campos.
"Los niños rohingya refugiados y sus familias han mostrado una resiliencia extraordinaria en su vida en el exilio en Bangladesh", ha explicado nuestra directora regional de UNICEF para Asia Meridional, Jean Gough. "A pesar de unas circunstancias difíciles de imaginar, que han empeorado por las lluvias del monzón y la pandemia mundial, estas familias siguen enseñándonos cada día lo fuertes, valientes y perserverantes que son", ha añadido.
Niños rohingya: trabajamos para protegerlos
La COVID-19 sigue alterando la vida de más de 460.000 niños rohingya refugiados que viven en el distrito de Cox’s Bazar. Las instalaciones educativas de los campos están cerradas desde marzo, igual que en el resto del país.
Unos 315.000 niños y adolescentes rohingya están fuera de la escuela. Por eso, desde UNICEF seguimos trabajando para ayudar a los niños a aprender desde casa, involucrando a los padres y cuidadores para que estos apoyen la educación a distancia, y proporcionando libros de texto y material visual. Los profesores rohingya voluntarios han jugado un papel crucial, ya que a la vez difundían mensajes de salud e higiene relativos al virus.
Como resultado, una reciente encuesta mostró que el 77% de los niños realizaron actividades educativas dirigidas por su cuidador en casa. Sin embargo, sigue habiendo dificultades significativas, como el hecho de que muchos padres no pueden leer ni escribir; por ello, seguimos explorando vías alternativas para mantener a los niños conectados con la educación y la información.
"Los niños rohingya refugiados necesitan oportunidades para desarrollar el conocimiento y habilidades para su futuro. Esto les permitirá contribuir a la paz y la estabilidad", ha asegurado Jean Gough.
Debido a la reducción de trabajadores humanitarios en los campos para tratar de limitar la propagación del virus, desde UNICEF y otras organizaciones humanitarias hemos establecido nuevos modos de proporcionar servicios fundamentales. Los voluntarios rohingyas y el personal de Bangladesh han sido esenciales en este trabajo, conectando a las comunidades con los servicios críticos y con información para protegerse frente a la COVID-19.
Niños rohingya: ayúdanos a hacer frente a esta crisis
El mes pasado, lanzamos una campaña puerta a puerta de suplementos de vitamina A. Los voluntarios rohingya fueron vitales para alcanzar a 154.000 niños de entre 6 meses y 5 años. La campaña cubrió el 97% de los niños previstos, un resultado considerable teniendo en cuenta la actual situación y las fuertes lluvias del monzón.
Cuando los niños rohingya de Myanmar inician su cuarto año como refugiados en Bangladesh, debemos redoblar los esfuerzos para garantizar un retorno voluntario, seguro, digno y sostenible.
Por eso, reafirmamos nuestro agradecimiento al gobierno y población de Bangladesh, que ofreció protección y refugio a los rohingya cuando más lo necesitaban. Desde UNICEF hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que continúe su generoso apoyo a las comunidades de refugiados y de Bangladesh en Cox’s Bazar, cuyas necesidades se han hecho más acuciantes debido a la pandemia, y para que apoyen las esperanzas y sueños de los niños refugiados de tener un futuro mejor.
Miles de niños rohingya huyen de la violencia.
Ayúdanos a salvar sus vidas.
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