Protegiendo a la Infancia afectada por el VIH/SIDA
En el mundo, millones de niños y niñas han perdido a uno o a ambos de sus padres por causa del SIDA y otros tantos millones viven con familiares enfermos y enfermos terminales. El profundo trauma de perder a uno o a los dos progenitores tiene implicaciones devastadoras a largo plazo, no sólo para el desarrollo y el bienestar del niño, sino también para la estabilidad de algunas comunidades.El SIDA no sólo mata a los padres; también a hermanos y hermanas, a
tíos y tías, a vecinos, profesores y otros miembros de la
comunidad. Está vaciando las escuelas, acabando con familias
enteras y extinguiendo la esperanza. Se suele decir que «se
necesita un pueblo para criar a un niño» pero, ¿qué pasa con esa
niña o niño cuando el pueblo está asediado por moribundos,
ensombrecido por los muertos?