Siria: niños empapados en terror
Por Raquel Fernández, directora de Comunicación de UNICEF España.
Post publicado en el blog 3500 Millones de El País.
Más de cuatro millones de niños afectados por la
guerra de Siria.
Una docena de palabras en una pantalla, en un universo online
de miles de millones de palabras viajando a velocidades
supersónicas que hacen difícil elegir dónde detenerse en cada
momento. Y muchas docenas de palabras pasan desapercibidas, por
mucho que encierren muerte, terror, dolor, desesperación y
carencias graves para que algunos millones de personas puedan
seguir viviendo. Es de lo que habla la mirada a veces opaca de
muchos niños sirios en los campos de refugiados, su
infancia ha sido aplastada por una tragedia creada por
adultos. Por adultos de la segunda década del siglo
XXI.
Los niños de esta misma década que están logrando sobrevivir
dentro de Siria, lo hacen huyendo de un lado para
otro dentro de su país, buscando con sus familias lugares
seguros en los que no sea imposible tener agua, comida y una
oportunidad de vivir. Incluso teniendo todo esto, hace dos
años que dos millones de estos niños no van a la escuela: ¿cómo
será la Siria del futuro próximo si ahora sus niños viven el terror
y ya no pueden ir a la escuela?
Lo único que tienen en abundancia es miedo, que vivirá con
ellos un tiempo, mucho o poco, depende de lo que hayan sufrido.
Pero tanto miedo que, semanas después de haber llegado a una zona
con cierta seguridad como un campo de refugiados, "si ven
un avión se echan a temblar", cuenta el profesor Samir Belshi.
Tulin, de 9 años, tembló con muchas bombas antes de abandonar
su casa, hasta que ocurrió algo definitivo: "un día una bomba
explotó cerca del colegio y nuestra madre dijo que nos teníamos que
ir". Se unieron al éxodo rumbo al Kurdistán iraquí y ahora
viven como refugiados en el campo de Domiz. Todas las
historias tienen el nexo común de explosiones que provocan muerte,
grupos armados que amenazan o disparan, y destrucción de la
infancia que los niños sirios conocían hasta
ahora.
La mirada de Tulin recuperó su brillo, como la mayoría de los
niños que llevan un tiempo en otros países. Van espantando
el miedo a base de dejar de oír bombas, tener las necesidades
básicas cubiertas y poder ir a la escuela. Detrás de este
logro, sus familias, profesores, nuevos y viejos amigos, y las
personas y entidades que a través de sus aportaciones hacen posible
el trabajo incansable de los profesionales de organizaciones
humanitarias que se dejan la piel -muchas veces poniendo en riesgo
sus vidas- en esos infiernos que abrimos en la tierra.
Hay tres millones de niños desplazados dentro de
Siria.
Fuera del país ya hay más de un millón que hoy son refugiados
en otras fronteras.
7.000 no lo consiguieron, han muerto en el infierno de una
guerra.
¿Qué necesitan los niños sirios que sobreviven? Paz. Y,
mientras se alcanza ese sueño, ayuda humanitaria para vivir, apoyo para superar el miedo antes
de que les estrangule, estar protegidos y volver a la
escuela.