Día de la Asistencia Humanitaria: 3 héroes de carne y hueso
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria te contamos las historias de 3 compañeros que te van a emocionar.
¿Alguna vez has tenido que elegir entre comprar medicinas o comida para tu familia? ¿O a cuál de tus hijos le das el único chaleco salvavidas que te queda? Millones de personas viven inmersas en terribles crisis humanitarias y se enfrentan a situaciones tan extremas como estas todos los días.
Sin embargo, hasta en los peores momentos, siempre hay lugar para la esperanza. Y es que estas personas nunca están solas. Aunque a veces no sean muy visibles, no hay emergencia en el mundo en la que no haya cientos de trabajadores humanitarios dejándose la piel para paliar su sufrimiento.
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que se celebra cada 19 de agosto, es su día. El día de todos estos héroes y heroínas de carne y hueso que arriesgan su vida en las peores emergencias del momento para ayudar a las personas que las sufren.
En UNICEF tenemos la suerte de tener a muchos de estos profesionales como compañeros. Su energía, su disposición y los resultados que consiguen para los niños son una inyección de motivación diaria para el resto del equipo. Os presentamos a 3 de ellos.
Una luchadora contra la desnutrición
Rajia Sarhan trabajaba como pediatra en Yemen pero sentía que le faltaba información para luchar contra uno de los peores enemigos de los niños de este país: la desnutrición infantil. Se marchó a Londres para seguir formándose y volvió a Yemen en 2006 con la cabeza llena de nuevas ideas para acabar con esta lacra. Comenzaba entonces su andadura con UNICEF y, desde entonces, no ha parado de salvar niños de las garras de la desnutrición.
"A veces me siento atrapada en un círculo vicioso. Tratamos a un pequeño y, al minuto, nos traen nuevos niños que necesitan nuestra ayuda". Pero reconoce que "trabajar con niños en terreno le da mucha motivación y fuerza" y que al final acabas desarrollando una cierta "tolerancia".
Rajia ahora se encuentra en pleno conflicto de Siria, donde recorre ciudades sitiadas y campamentos de desplazados en busca de niños que necesiten tratamiento contra la desnutrición. En una de sus últimas misiones ha visitado a la población que ha conseguido huir de la violencia de Raqqa. "Pienso en las familias que siguen atrapadas allí y en el infierno que deben de estar viviendo. Estamos listos para ayudar, pero necesitamos acceso seguro para responder de forma efectiva", reclama.
De refugiado a trabajador humanitario
Cuando Maulid Warfa tenía 7 años, él y su familia se vieron obligados a huir de Etiopía para refugiarse en Somalia. "Ser refugiado es una de las cosas más deshumanizadoras que alguien puede vivir", dice. "Pierdes tu privacidad, tu vida y tu dignidad. Te sientes como si no fueras nadie, hasta el punto en el que todo te da igual". Pero a Maulid esta experiencia le hizo más fuerte porque, según él, "no tenía nada que perder".
Su vida como trabajador humanitario tampoco ha sido nada fácil. Maulid ha sido víctima de varias emboscadas y un secuestro. Además, ha tenido que sufrir la pérdida de algunos de sus amigos y compañeros más cercanos, que murieron o desaparecieron mientras trabajaban.
Pero no todo son malas noticias. Maulid, que ahora es el jefe de la oficina de UNICEF de Erbil, en Irak, celebraba hace tan solo unas semanas que las niñas de la foto por fin podían volver a su escuela en el oeste de Mosul.
Una maestra de la logística
Elizabeth Kaitano trabaja en la emergencia de Sudán del Sur haciendo algo tremendamente difícil: dirigir las Misiones de Respuesta Rápida de UNICEF (RRM, por sus siglas en inglés). Este tipo de operaciones permiten que, junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA), llevemos alimentos, atención médica y otros servicios a zonas remotas del país afectadas por la guerra civil.
Elizabeth coordina un equipo de 6 expertos que se encargan de proporcionar los servicios una vez en la zona. El teléfono, móvil o satélite, es el mejor aliado de esta maestra de la logística que consigue, junto a sus compañeros, llevar ayuda a los lugares más recónditos de Sudán del Sur.
Rajia, Maulid y Elizabeth son 3 ejemplos de un grupo de profesionales, los trabajadores humanitarios, que son capaces de hacer algo muy valioso en cualquier conflicto o desastre natural: que la gente no pierda la esperanza. ¡Gracias, compañeros!