Mauritania: grave crisis alimentaria y de refugiados
Para Nanni Oueled Faghi y su nieto de tres años, Habibi, el viaje de su casa en Léré, Malí, a la ciudad fronteriza de Fassala, Mauritania, fue largo y peligroso. Cuando llegaron a Mauritania, Habibi sufría diarrea y desnutrición grave.
El conflicto en el norte deMalí obligó a su familia, como a muchas otras, a huir. Esta situación de inestabilidad intensifica aún más la alarmante crisis nutricional en elSahel.
La crisis ha provocado un flujo bidireccional de personas
entre Malí y Mauritania, con malienses escapando del
conflicto en el norte y mauritanos desplazándose al sur de
Malí, con la esperanza de encontrar pasto para su
debilitado ganado.
Cuando la familia de Faghi llegó a Mauritania, a un
asentamiento temporal para los refugiados malienses, Habibi pudo
recibir tratamiento urgente.
“Habibi podría haber muerto si no hubiera recibido la atención
adecuada e inmediata”, informó Ahmed Ould Sid’Ahmed Aida, un
Especialista en Nutrición de UNICEF. “Cuando conocimos a Habibi por
primera vez, su condición era realmente preocupante, pero comenzó a
recuperarse bien gracias al tratamiento”.
El largo camino hacia Mauritania
“Cuando atacaron el pueblo, nos fuimos al atardecer con muchas
familias en un camión viejo, y pasamos una noche terrible”, cuenta
Faghi. “Doce horas después estábamos esperando en un centro de
inscripción en Fassala. Habibi ya estaba débil con una tos terrible
y diarrea”.
El Gobierno, la Agencia de Naciones Unidas
para los Refugiados (ACNUR),UNICEF y otros aliados respondieron rápidamente
con servicios de agua, higiene y nutrición. Habibi
recibió alimentación terapéutica y se monitorizó
muy de cerca su evolución. También atendieron a su abuela, que
tenía anemia y sufría los efectos del estrés.
Durante semanas, miles de refugiados han cruzado la
frontera, por lo que se estableció elcampamento de M’bera. Cerca de 40.000
refugiados, incluyendo Faghi y Habibi, han sido
transferidos de Fassala a M´bera.
UNICEF está llevando a cabo una respuesta global e
integrada en las áreas de agua, saneamiento e
higiene, salud y nutrición. Sin embargo, el transporte de
suministros de los campamentos a la capital, Nouakchott, dura tres
días e implica cruzar 1.500 kilómetros de desierto, a menudo sin
carreteras.
Mauritania tiene recursos limitados para hacer frente a esta
compleja crisis. Está luchando para ayudar a los refugiados y a sus
propias comunidades, afectadas por la sequía y la inseguridad
alimentaria.
Dos crisis, una solución
UNICEF y sus aliados están trabajando para asegurar unarespuesta coordinada a ambas emergencias, para
prevenir un mayor deterioro de la situación actual. “Habibi es la
personificación del trabajo de UNICEF y de nuestro mandato
humanitario. Lo que nos mueve es salvar vidas”, afirma Lucia Elmi,
Representante de UNICEF en Mauritania.