Parteras y parteros: ayudando a nacer en Bolivia
Post de Blanca Carazo, Responsable de Proyectos de Cooperación de UNICEF España.
Doña Gregoria Calle es partera tradicional en el centro de salud de Curahuara de Carangas, en el departamento de Oruro, oeste de Bolivia. Desde los 15 años asiste a otras mujeres en el momento del parto. “Mi tía lo hacía y a mí desde siempre me gustó”.
“Tengo un ítem”, nos dice orgullosa. Eso significa que, desde 2007, es funcionaria del Ministerio de Salud. En los centros de salud del departamento de Oruro la medicina tradicional y la biomedicina (como llaman a nuestra medicina “occidental”) comparten un mismo espacio; el paracetamol y las infusiones de hinojo conviven en los botiquines de los pacientes.
Esto es una manifestación de la estrategia nacional
SAFCI: Salud Familiar Comunitaria Intercultural, con la
que el Ministerio de Salud y Deportes busca acercar la salud a
todas las familias, en especial las más vulnerables,respetando la riqueza cultural y las tradiciones y
creencias de los distintos grupos indígenas.
Además de fomentar el intercambio de saberes, el hecho de queparteras y médicos tradicionales estén en los centros de
salud hace que muchas familias eliminen sus
reticencias hacia el sistema convencional y se acerquen al
centro de salud.
Narcisa Condori, que con 18 años dio a luz hace cinco días,
explica que vino a tener a su hijita al hospital “porque es más
seguro”. Por su parte, Guillermina Vadillo, que sale del centro con
sus tres hijas menores tras la revisión de la pequeña, nos cuenta
que, de sus cinco hijos, los tres primeros nacieron en casa y las
dos menores en el hospital.
Ante la pregunta de “¿Y por qué con las dos pequeñas vino al
hospital?” responde sin rodeos: “Porque aquí está doña Gregoria”.
Los cinco hijos de esta mujer nacieron con la ayuda de la oronda y
sonriente partera, y ella es la razón por la que, hoy día, muchos
niños de Curahuara, no sólo nacen bien atendidos en este centro,
sino que además, gracias a las orientaciones dadas por doña
Gregoria, acuden puntualmente a sus revisiones y vacunaciones, con
lo que sus posibilidades de crecer con buena salud
aumentan.
“Yo hablo aymara, y por eso confían en mí”. No es de extrañar.El aspecto bondadoso y tranquilo de la partera inspira
confianza de forma espontánea; seguro que Narcisa se
siente mucho más cómoda y tranquila hablando con doña Gregoria en
su lengua materna, que intentando contestar a nuestras indiscretas
preguntas en español.
"ELLAS ELIGEN"
Además, en estos centros, las salas de parto cuentan con camas
grandes “normales” y también con una camilla de parto “occidental”.
“Aquí las madres eligen como dar a luz: en cuclillas, de rodillas o
tumbadas”, nos explicaba doña Ruperta, la partera de otro hospital,
en Patacamaya. Según nos dijo, la mayoría prefieren un parto
vertical. “Así la gravedad ayuda”, indica muy
convencida.
En Ucumasi, donde el partero es don Cándido Condorichoque,
siguen una lógica tranquilizadora. “Si todo va bien, ellas
deciden”- comenta el Dr. Coca – “si hay alguna complicación, yo
tomo el control”.
Como otras iniciativas enfocadas a los más vulnerables, este
ejemplo de integración de la medicina tradicional en el sistema de
salud, está logrando acercar la salud a todas las familias, gracias
al trabajo conjunto del Gobierno de Bolivia, la cooperación
internacional, los profesionales de la salud y las
comunidades.
Otra de las costumbres de los habitantes del altiplano
boliviano respecto al nacimiento es que toda la familia
esté presente en el momento del parto. Se cree que de esta
forma el bebé que llega siente desde el principio el calor y la
bienvenida de su familia. ¡Y qué mejor bienvenida que un parto bien
atendido y seguro para el niño y para la madre! Es sin duda, el
mejor principio, y una condición indispensable para algo tan
necesario e ineludible como seguir reduciendo la mortalidad
infantil y materna en Bolivia, que en los últimos 20 años ha
descendido en un 46%.