Sudán del Sur: "No os olvidéis de nosotros"
Por Diana Valcárcel, Coordinadora de Proyectos de Comunicación de UNICEF España
“Este país es uno de los peores lugares del mundo para nacer”, me dijo el primer día Siddartha Shrestha, Director de Comunicación de UNICEF de Sudán del Sur. Mis alertas se encendieron. Algunos datos que había leído antes de mi viaje no me hablaban de lo contrario: el 15% de los niños padece desnutrición, el país tiene el índice de mortalidad materna más alta en el mundo: 16 mujeres mueren al día por cuestiones relacionadas con el parto, el 70% de los niños entre 6 y 17 años nunca ha pisado una escuela.
Sabemos que el trabajo de muchas organizaciones y del Gobierno del nuevo país están consiguiendo mejoras para la infancia a pesar de la lucha contra los elementos. Afrontan una labor ingente en multitud de frentes, pero ellos ya han comprobado avances y están seguros del camino a seguir para consolidarlos. Veinte años de guerra dejan una profunda huella en un país al que no le faltan recursos naturales pero que es muy pobre en formación, infraestructuras o acceso a servicios básicos.
El camino de Juba, la capital, a Torit, en el estado de Equatoria del Este, es un microcosmos para comprender la realidad del país, que cuenta con 9 millones de habitantes. La carretera de tierra es intransitable durante los seis meses del periodo de lluvias, lo que por ejemplo supone que no llegan las mercancías ni es factible alcanzar un hospital en caso de emergencia.
Hacemos un alto en el camino en una aldea por la que juegan niños con claros síntomas de desnutrición, más adelante vemos una escuela improvisada: pupitres bajo unos árboles. Apreciamos también la belleza del país, la fertilidad de su tierra, prácticamente sin cultivar por la falta de un sistema agrario. Me pregunto qué serán esas estacas con marcas blancas y rojas en el camino y leo un cartel “Precaución: campos minados”. Algún que otro tanque abandonado nos obliga a maniobrar y más adelante un grupo de chicos juega al fútbol.
Nuestro viaje transcurre entre la alegría de muchas historias y la profunda angustia que nos generan otras:
- Emanuel Mattw, de un año y nueve meses,se está recuperando de desnutrición en el hospital infantil Al Sabaah en Juba, después de 3 semanas de tratamiento. “Saldrá adelante”, nos asegura una de las enfermeras del Centro de Alimentación Terapéutica, puesto en marcha por UNICEF.
- Josephine Simon, de dos años y medio,pelea por sobrevivir en el hospital de Torit.Sufre desnutrición aguda grave con complicaciones. Es la imagen más dura del viaje, aquella que desde hace tiempo ocultamos en nuestro mundo por respeto a la sensibilidad. Como consecuencia de su grave estado, sufre edema generalizado. Emite gemidos casi imperceptibles de manera constante.
- Dafidica Ilika, de 17 años, vive en laremota aldea de Irau. Carga a su bebé en brazos.Sacar adelante a un niño e ir a la escuela no es compatible; su futuro está comprometido. El matrimonio de una hija es fuente de ingresos para sus familias: la del marido tiene que pagar una dote que a veces supone la subsistencia de toda la prole durante un tiempo.
- Fiola, una estudiante de 16 años de la escuela Airport View Primary school de Torit, declara contundente“Quiero ser Ministra de Educación para que todos los niños puedan ir a la escuela”. Bravo por esta niña.
En Sudán del Sur a pesar de las condiciones adversas se están alcanzando mejoras que cambian el rumbo de la vida de multitud de niños: entre 2006 y 2010 se ha reducido en un 18% la mortalidad infantil, y entre 2010 y 2011 más de 100.000 niños menores de 5 años han recibido tratamiento contra la desnutrición aguda grave.
Las comunidades locales, el Gobierno, UNICEF, organizaciones aliadas y muchos otros actores son el motor de estos cambios. El apoyo de la comunidad internacional en forma de recursos y capacitación es el empuje que aún necesita este país durante un tiempo. El Ministro de Educación de la región de Equatoria del Este se despide con una petición: “No os olvidéis de nosotros. Sabemos que nuestro país tiene un gran potencial y que saldremos adelante”. ¿Vamos a ignorarla?