El agua transforma la vida de los niños y niñas en Sudán
En las comunidades que sufren estrés por escasez de agua, UNICEF proporciona este suministro vital.
Mayada, de 13 años, preparada en el borde del pozo al que va a acceder para recoger el agua que necesita su familia. © UNICEF/UNI578468/Khalil
19/07/2024
Sudán es el 15º país en el mundo en el que la infancia está expuesta a más riesgos debido al impacto del cambio climático. La alta vulnerabilidad a las crisis climáticas, unido a que los servicios de suministro de agua son insuficientes, deja a los niños en una situación de riesgo extremo en la que las niñas, mujeres y personas con discapacidad son las principales afectadas.
Las estaciones secas y los períodos de sequía más prolongados aumentan la demanda de agua y la presión sobre las fuentes de suministro para uso doméstico, como las aguas subterráneas, lo que genera situaciones de violencia y conflictos.
Sequía, escasez de agua y ser niña
En muchos hogares, la carga de recolectar agua recae en las niñas y las mujeres. En las comunidades afectadas por la escasez de agua, las pocas fuentes que existen suelen estar alejadas, lo que hace que el trayecto sea arriesgado, especialmente para las niñas, sumado a que los contenedores de agua que deben cargar son muy pesados.
En la aldea de Al-Serif, en Darfur central, la historia se repite. Esta región sufre estrés por agua y las comunidades deben confiar en unas fuentes que a veces se secan o en algún manantial del que apenas sale agua.
Las niñas y las mujeres suelen caminar largas distancias para conseguir agua en estas fuentes tan inseguras, corriendo el riesgo de lesionarse mientras recogen el agua de esos pozos tan profundos.
Con bastante agilidad pero con mucho miedo a las caídas, Mayada desciende al pozo de agua. © UNICEF/UNI578474/Khalil
Esta es la historia de Mayada, de 13 años, responsable de conseguir el agua para su familia. A lo largo de su vida, ha cogido el agua de un manantial que está en la profundidad de un pozo colapsado. Impresionan las maniobras que tiene que hacer para entrar y salir del pozo. El miedo a caerse es constante. Pero ella, al igual que otros niños y niñas, acabó acostumbrándose al riesgo de conseguir agua de unas fuentes tan peligrosas.
"Me lesioné cuando intentaba bajar al pozo, y mi hermano también porque se cayó", cuenta Mayada.
Tiene una habilidad increíble para trepar hacia arriba y deslizarse hacia abajo, agarrándose de unas barras de acero mientras coloca su pie en los pequeños agujeros tallados en las paredes del pozo. Claramente, se ve que lo ha tenido que hacer en numerosas ocasiones.
"Siempre tenía miedo al bajar al pozo a buscar agua", añade Mayada.
Esta práctica requiere también de la ayuda de otra persona, que desde arriba tira del contenedor una vez que está lleno de agua mientras Mayada espera abajo.
Aunque si no tiene otra niña que le apoye, ella tiene la solución: ata el contenedor con una cuerda y le pone una piedra pesada encima para que no ruede para abajo. Después sube y desde arriba, ella misma tira de la soga para subir el contenedor de agua.
Mayada asumía estos riesgos porque no tenía otra alternativa para encontrar agua.
La solución: agua segura y de fácil acceso
Mayada ahora recoge agua del punto construido por UNICEF en la aldea rural de Al-Serif, ubicada en la localidad de Umm Dukhun, en Darfur central. © UNICEF/UNI578436/Khalil
Para dar una solución, en 2023 construimos un patio de agua integrado en esta comunidad, lo que facilita y mejora el acceso de todos a agua limpia y segura sin tener que correr riesgos en la recolección. Este patio de agua opera con un sistema de energía solar con dos puntos de distribución de agua y dos cuencas para que beban los animales.
La alegría se percibe en el rostro de Mayada, que muestra el alivio que sienten las niñas después de soportar los riesgos y la carga asociada a la recogida de agua. En el nuevo punto de agua no hay que trepar, no necesitan cuerdas, no arrastran los pesados contenedores. Lo único que hacen ahora es abrir los grifos y toda el agua que necesitan sale limpia y segura.
Pese a las enormes dificultades por el conflicto en Sudán, en 2023 UNICEF pudo distribuir agua potable a casi 6 millones de personas. Repartimos un total de 15.000 toneladas métricas de suministros vitales durante todo el año a lo largo del país.
En la aldea de Mayada y las zonas rurales más próximas, proporcionamos agua potable a más de 22.000 personas en situación de mayor vulnerabilidad, incluidas las niñas y sus familias. Esto fue posible mediante la construcción y/o rehabilitación de ocho fuentes de agua.
"Ahora es más fácil coger agua de este sitio tan cercano, estoy feliz", cuenta Mayada confirmando que ya tienen agua suficiente para beber, lavar la ropa y bañarse.
Gracias a la colaboración y el compromiso de tantas personas, todo esto ha sido posible, ¡tú también puedes salvar y proteger a los niños y las niñas!
Puedes ver la historia original aquí (en inglés).
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