Niños migrantes y refugiados
Los niños migrantes y refugiados se juegan la vida en el Mediterráneo y sufren duras condiciones en Europa.
Más de 35 millones de niñas y niños de todo el mundo son migrantes internacionales que huyen de la pobreza extrema y la falta de servicios, como salud y educación. A finales de 2022, 43,3 millones de niños y niñas vivían en situación de desplazamiento forzado a causa de conflictos, violencia y desastres. En 2024, se espera que esta cifra aumente. La mayoría de los que están desplazados hoy en día suelen pasar en esa situación toda su infancia. Además, se prevé que los desplazamientos inducidos por el clima aumenten rápidamente si no se toman medidas urgentes.
Son las cifras más altas registradas hasta ahora en lo que se refiere a desplazamiento infantil. La crisis de refugiados que ha generado la guerra de Ucrania es la más grave en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 5,8 millones de personas han pedido protección en otros países europeos. 9 de cada 10 son mujeres y niños en edad escolar.
Unas 361.839 personas refugiadas y migrantes —de las que 53.738 son niños— han llegado a Grecia, Italia, Bulgaria, Serbia y Bosnia Herzegovina por tierra y mar en el primer semestre de 2023, procedentes de países como Siria, Afganistán, Pakistán o el norte de África. Esta cifra supone un incremento del 81% respecto del mismo periodo de 2022, causado por razones como los conflictos, la inestabilidad en los países de origen, el impacto del cambio climático o la inseguridad alimentaria. Más de 30.000 niños migrantes y refugiados han llegado sin sus progenitores. De hecho, cada vez más niños hacen este camino solos en todo el mundo. Garantizar su protección, en todas las etapas del camino, es una prioridad.
No obstante, es importante tener en cuenta que la mayoría de niños y niñas migrantes y refugiados llega a España por los aeropuertos internacionales. Además, España ha recibido más de 62.000 niños y niñas refugiados procedentes de Ucrania desde el inicio de la guerra.
Por otra parte, la Organización Internacional para las Migraciones estima que desde 2014, 29.827 personas han perdido la vida intentando llegar a Europa a través del Mar Mediterráneo: muchos de ellos eran niños. Según la ONG Caminando Fronteras, en los cinco primeros meses de 2024, 5.054 personas han fallecido en las rutas de acceso a España. Son solo estimaciones, las cifras reales son, sin duda, mucho mayores.
En UNICEF trabajamos en Europa y en los países de origen y tránsito, como Turquía, Líbano, Libia, Malí o Níger proporcionando servicios de protección, educación, acceso a agua y saneamiento o salud. En 2023, por ejemplo, hemos dado acceso a la educación a más de 28.100 niños y adolescentes en Grecia, Italia, Serbia, Bulgaria y Bosnia y Herzegovina. También hemos realizado una intensa labor de movilización de responsables públicos en toda Europa, para mejorar la detección, protección e inclusión social de los niños migrantes y refugiados.
Los refuerzos de control fronterizo y la falta de mecanismos legales para pedir asilo o migrar a Europa, están provocando que estos niños queden bloqueados durante meses o años en algunos países de África o Asia, y estén expuestos a viajes cada vez más peligrosos, así como a abusos y explotación por parte de las mafias. Las detenciones, explotaciones, expulsiones y la falta de acceso a servicios básicos constituyen una realidad cotidiana en numerosos países de tránsito.
Pero cuando llegan a Europa, tampoco lo tienen fácil, ya que muchos países no son capaces de garantizar su protección y unas condiciones de acogida adecuadas. Han aumentado los ataques racistas, la explotación y los problemas de salud mental entre estos niños y adolescentes. Por otro lado, muchos de estos niños llegan a la mayoría de edad sin haber logrado su inclusión social.
Se han hecho esfuerzos y aplicado algunas soluciones, pero no han sido suficientes. Los sistemas de acogida de los países de primera línea continúan saturándose ante recurrentes crisis humanitarias migratorias.
La respuesta de la Unión Europea y de los países europeos a los desafíos relacionados con la crisis de refugiados asociada a la guerra de Ucrania ha tenido resultados muy positivos. Son logros que deberían permanecer y beneficiar también a otros niños migrantes y refugiados que llegan a las fronteras de Europa. Además, en los próximos años será fundamental que el nuevo Pacto Europeo de Migraciones y Asilo no provoque nuevas situaciones de desprotección de la infancia recién llegada.
Niños refugiados y migrantes: la historia de Osama
"Solo deseo que podamos tener una vida feliz."
Osama. 12 años. (Yemen).
Osama huyó junto a su familia de la violencia en Yemen hasta acabar en un centro de recepción e identificación de personas refugiadas en Lesbos, Grecia. El campamento estaba saturado, los contenedores de refugio se apiñaban en un limitado espacio. Hasta que apareció UNICEF. Gracias al apoyo de personas como tú, el destino de Osama pudo ser muy diferente.
Niños refugiados y migrantes: un presente lleno de incertidumbres
- Falta de suministros básicos: la necesidad de ropa y de enseres de higiene básicos son acuciantes en los países de origen y tránsito, como Siria.
- • Alojamientos inadecuados y escasez de medios de vida: las condiciones de vida son muy duras para los niños migrantes y refugiados, sobre todo en los países de tránsito. En Europa, todavía hay alojamientos sobreocupados e inadecuados para los niños, principalmente en las islas. La necesidad de conseguir dinero está provocando un aumento de los casos de explotación sexual infantil.
- Protección de la infancia: la falta de vías de entrada legales y seguras deja a niños y familias en manos de traficantes, con alto riesgo de abusos y trata, en especial para los niños no acompañados. Los sistemas nacionales de protección europeos siguen sin ser capaces de garantizar la protección de muchos de estos niños.
- Educación: hay niños migrantes y refugiados que todavía no tienen acceso a la escuela en Europa. Las cifras de matriculación de los niños refugiadas de Ucrania son bajas en varios países europeos.
- Salud mental: la incertidumbre, los duelos migratorios, la falta de expectativas y de respuestas rápidas, duraderas y especializadas, están provocando el empeoramiento de la salud mental y, con ello, los casos de pesadillas, ansiedad, pánico y depresión infantiles.
- Discriminación y racismo: las leyes se están endureciendo y los niños migrantes y refugiados no disfrutan en todos los lugares de los mismos derechos que el resto de los niños. Cada año se repiten ataques racistas a centros de refugiados y migrantes en toda Europa.
- Países de origen y tránsito: es crucial atender a las causas que obligan a las familias a huir. También es necesario garantizar la protección de los niños migrantes en todos los países por los que pasan hasta llegar a Europa.
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Preguntas frecuentes
Un niño que huye del conflicto o la persecución. Su condición y protección están definidas por el Derecho Internacional, y no debe ser expulsado o retornado a situaciones en las que su vida y sus libertades corran riesgo. Cuando ha presentado la solicitud, pero todavía no se ha reconocido su estatuto, se denomina "niño solicitante de asilo".
El término "migrante", es un término genérico no definido en el derecho internacional que designa a todo niño que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones.
Un niño que llega a un país de destino determinado - distinto al de su residencia habitual -, para establecerse en ese país de forma temporal o permanente. Desde una perspectiva de derechos de la infancia, es preferible el uso del término “niño migrante" al de "niño inmigrante".
- Colaborando con organizaciones que procuran su atención y protección en todas las etapas del camino (países de origen, tránsito y destino).
- Apoyando iniciativas dirigidas a conseguir su inclusión social en nuestro país a nivel local.
- No difundiendo información que alimente el racismo.
A nivel mundial, el 41% de las personas refugiadas son menores de 18 años. Siria, Ucrania y Afganistán son tres de los países con más personas refugiadas del mundo.
En 2022, el 40% de los desplazados forzosos eran niños y niñas, alrededor de 43,3 millones. De ellos, 17,5 millones eran refugiados y solicitantes de asilo.
Muchos niños migrantes ven vulnerados sus derechos en todo el mundo. La escasez de vías seguras para migrar provoca que realicen viajes peligrosos y sufran violencia y explotación. Muchas veces son detenidos debido a su estatus migratorio. Tienen también dificultades de acceso a servicios básicos (educación o salud mental, por ejemplo) y para reagruparse con familiares. En muchos países no se cumplen unas condiciones de acogida apropiadas, incluso cuando se trata de niños que llegan solos. También son sujeto de discriminación y exclusión social.